Friday, February 26, 2010

III

Esa noche, cuando todavía no nos habíamos ni siquiera dado la mano, vos tenías puestas esas dichosas bermudas rosas (a cuadros) y yo ni me acuerdo lo que tenía puesto porque era toda confusión, mareo e insomnio. Confusión de de no saber si mirar hacia delante, hacia atrás o para los costados.
Estabas en la parrilla, con Laura hablábamos de libros, de cartas natales y de con quién compartiríamos una casa tan linda como la tuya. Vos te pusiste colorada y te fuiste a cortar la lechuga adentro. Yo me comí la lechuga y la milanesa de soja.
Cuando nos sentamos en las reposeras del patio miré para el costado. Vos y tu bermuda seguían ahí.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home