Saturday, July 05, 2008

4 de julio, el día en que Buenos Aires se ahogaba

Niebla tus ojos. Buenos Aires húmeda hasta los lagrimales y nosotras acompañando este silencio al costado de la ventana que da a la calle Montevideo.
Volvimos aquella noche a escribirnos dibujando con los dedos círculos en los manteles blancos. Intentando navegar en tu pasado como debajo de una sábana, adivinado tus recuerdos, alzando la vista para encontrarte, para buscarte más. (Ojos de fuego.) Preguntarnos en qué clase de cumbre estamos y qué hay del otro lado, si un monstruo marino, si el dios Saturno, el padre de esta patria, o el patriarcado.
Ciudad flotante, barco a la deriva de predicciones Mayas. Mi miedo al fin, que no sé decir con palabras, me hace recorrer librerías como una sonámbula para encontrar azarosas páginas que llevan en el margen escrito: esto debe leerse, cerrarse con llave y enterrarse hasta que Plutón despierte.
¿Es la casa donde regresas por las noches el cuerpo de una mujer? ¿Es el mapa kármico y doloroso? ¿Dónde está la flor que crece en el medio de la habitación paterna y que no recibe ni la luz del sol ni el agua pero que es hermosa por donde se la mire? ¿A dónde iremos a parar con esta mochila antigua y pesada? El poder del fuego está al alcance de tu mano y sin embargo… bajas la vista hundida, aturdida, y pienso que ese solo gesto justifica nuestra noche.

Alguien me dijo que habría un rescate de la luna, finalmente. Como los mayas o los atlantes: se enterraron para poder vivir.

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1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

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1:36 PM  

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